...Y si la mar se enarbola
y no respeta los diques,
al campo ya no le importa
ir a la par y con pique.
¡Que no hay ventanas en vientos
ni visillos pone el mar,
sólo la espuma que sube
con su arena en temporal!
Que para vivir las olas
mecidas van a galope,
montadas y tan contentas,
dejando ver de su escote;
ese vaivén de sus prisas
en caprichoso rebote.
Ay, este mar no se inventa
si lo vemos suspirar,
pues navega mi verseo...
¡y "¡pelillos a la mar!"
Elisa en: "Don Anselmo"
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La palabra es el arrullo de Dios cuando causa una impresión inolvidable.
La mejor dádiva, es haber conseguido que nuestros semejantes se sientan felices, siempre que seamos sinceros con lo que opinamos.
A. Elisa. Lattke Valencia, sólo va pasando como un cometa cada cien años...