miércoles, 30 de enero de 2019

Respetables Señorías

No siempre hemos de creer que el Amor espera en todos lados.
A veces está ocupado con sus prioridades de la vida;
pero casi siempre, el que se siente, está a punto de convertirse en un abrazo.
¡Y lo sabe!


El crecimiento puede programarse en lo físico y espiritual pero con inteligencia. Poco a poco desde la cuna, pero no todos los seres humanos desde que nacen, tienen un guía especializado en dar contenidos prácticos para preparar el camino de la vida en sus hijos o en los ajenos. 
Se ha prohibido desde hace años que se entrometa el maestro en la enseñanza moral de las familias, si no se les pide. Pero lo que es peor, no pueden los padres exigir un tiempo que ya no paga el Ministerio de Educación, cuando hay profesionales especializados para ello. Por eso las escuelas religiosas se abrogan el derecho de educar a los hijos de los que pueden pagar una enseñanza, moral y ética, acorde con el deseo de sus padres.

Es una larga lección de entendimiento, cambiar el curso de este mundo educando a las nuevas generaciones para ese curso de lo del mundo, cuando el César pide más que Dios...
Comprender la verdadera pobreza o el sufrimiento de millones de seres humanos de diferentes culturas, resulta difícil para quien sólo ha tenido un problema de salud o alguno más, pero lo ha superado; incluso la muerte de un ser querido, -por ejemplo-, pero no ha estado buscando qué llevarse a la boca para sobrevivir, o evitando que no muera su familia por inanición o desnutrición. Incluso jamás ha visitado un cotolengoen quien cree que ha sufrido cerios o graves problemas.
 Hay que ser coherente con una realidad personal y otra que está muy lejos de ponerse como ejemplo. Hay sistemas de comunicación verbal que sólo se llenan de palabras y jamás de hechos. No es cuestión de comprender la ciencia del buen decir o hablar, porque, hablar o  decir no es lo mismo, aun cuando son formas interdependientes, como las explica la lengua. 
a cierto tipo de pobres.. las humillaciones ! los sufrimientos de la condición humanadonde tenemos que aprender de quienes sufren todo tipo de carencias físicas y también espirituales. Pero no se puede hablar de Dios o de la Luz y del Camino, donde no hay aún salida, ni ese benefactor espiritual que colabora con la paciencia y la esperanza (...) 
Entender la realidad ajena del que sufre desde su prisma limitado es una razón para decir como continuamente valorar lo positivo que nos rodea de la existencia propia y lo que tenemos a favor. También, por sentido práctico para resolver la necesidad de vivir en lo personal, necesitamos un aprendizaje duro, rayano en las necesidades básicas para superar toda carencia y que podamos calificarnos, con una nota alta por la superación en movernos entre la miseria, abandono, basura, problemas de salud y cuadros humanos o sociales muy difíciles para entender qué es sufrimiento cierto, tangible o real y compartido en hogares donde todo hace falta y lo básico que llega es un lujo diario. Superar esos momentos resulta  de superar. Conseguir llevar a cabo un periodo de entrega misionera, nos vendría bien a todos y hacerlo bien, utilizando el tiempo que tenemos a favor correctamente. 

El mundo no es el que se nos enseña superficialmente cada día, ni tampoco el que vemos encantados mientras lo miramos en un escaparate ajeno, lleno de ideas que adornan una realidad que no nos pertenece, o se nos cuenta como única verdad a seguir. Son como las revistas de turismo o las bellos relatos sobre viajes y paisajes que desconocemos, un ejemplo somero de una realidad que va mucho allá o, más cercana al resultado de lo que la humanidad padece, sufre cada día, en medio de todo aquello que no tienen derecho a disfrutar, aún residiendo en el lugar de ilusión que vemos en esa fotos relacionadas con los viajes o, un cartel publicitario, tarjeta postal o un bonito vídeo sobre lo mismo.
Desde luego que nadie quiere ir a visitar suburbios o la miseria que esconden las ciudades. Aparte de ser peligroso por exponerse, no resulta divertido hacer turismo y enseñar las fotos en Facebook, por ejemplo.

El mundo real, está en cada ser humano y son sus obras las que lo delatan y quién en realidad es en lo positivo, incluso cuando se expresa con vehemencia y seguridad, puede mentir. Y no estoy exenta de ser lo que aparento ser o cómo me doy y menos, cuando lo expreso de esta forma real y cruda y hasta chocante a quien ya me conoce. Es experiencia. Todo en la vida tiene su parte aparente. Nadie está exento del error, incluso del de pensamiento mientras madura su mente reclamando llaneza o sumisión por su carácter autoritario a quien lo trajo al mundo.
Incluso la humildad o sinceridad, me lleva a pensar que nunca he dado nada de valor espiritual o material de la que pueda estar orgullosa en el más grande sentido de la palabra, ante las necesidades físicas y morales que otros seres se guardan en su interior. Quizá porque evitan crear infelicidad al no contar sus verdaderos males o desgracias a quienes ve o cree felices o lo contrario.
Sí, así de directa o espontánea soy ante lo que aún puedo expresar, quizá, por esa necesidad de valorar en su justa medida la clase de persona que soy, admitiendo también mis errores en ese aprendizaje o el haberme equivocado y añado siempre, ese perdón tan necesario antes de que la naturaleza física disponga de mi estar con mi 'yo' personal a veces demasiado sincero para ser creíble. Mi familia me dice que soy "una ingenua". Puede que yo intente ser así y no dar ante las situaciones una imagen de descaro y de saberlo todo. Me respeto mucho.
No, no se puede llenar de orgullo el Ego de esas migajas de energía activa y positiva (o de un "cuanto" de la misma)..., con las que me envuelvo espiritualmente razonando mi vida por necesidad del estar al tanto de mi propia ignorancia. No puedo ser tan miserable de no ver claro lo que no me afecta en mi sitio de confort- como se dice- , aún practicando los Diez Mandamientos donde me falla uno: "Santificarás las fiestas" ... A ese lo he cambiado por el templo natural que va quedando para hacer del mismo mi templo con mis santos de devoción: los árboles, las plantas, los bosques, el campo y sitios naturales que sí ofrecen la forma de "santificar a Dios" y donde la vida no es jaula, restricción, egoísmo de tener a un animal encerrado en un hogar, sin libertad para que sea mucho más feliz o, que otros que nos encantan por sus plumas, porte, belleza, agilidad o fiereza, signifiquen ingesta o muerte, sólo con enseñar por lo que en ella se mueve o vuela y su vida es tan respetable como su hábitat natural.

No entiendo tanta seguridad personal e individual, para la trascendente realidad que nos depara cada instante vivido en consonancia con esa misma razón que defendemos. La Vida es una gran oportunidad para acogernos con humildad a lo que ella sugiere con el corazón por intuición, si sabemos escuchar y le damos espacio interior a la voz de nuestra conciencia.
Quizá con un entrenamiento inteligente, podamos escuchar los consejos prácticos a tiempo, antes de complicarle la existencia al resto de los seres que, por empatía, admiración y un momentáneo reconocimiento de nuestra bonanza, es capaz de aparcar su pensamiento propio, sus criterios, deducciones existenciales y hasta su fe, para dar pábulo a quien ¡despierta o despertó motivado por el placer de dar a otros su versión del mundo y cómo este infiere positivamente en su vida. Es algo perverso influir en otros seres humanos con menos información cultural o estudios amplios en otras materias de su interés, pero no así en lo que quizá se cultiva menos por el poco interés que brinda lo espiritual ante la agresividad lógica que obliga a todo ser a buscarse su forma de vida dentro de un orden establecido; pero dejando ese lado espiritual -si lo tiene- de ver las cosas con bonanza, aceptación y confianza, como ocurre con las cosas que son de Dios 'en la intimidad' de sus convicciones y no las del César en lo público.

Hoy, me atraganto con las ideas que como murciélagos nocturnos salen de la cueva donde reposan colgadas como ellos a la espera del bocado diario, como ocurre a toda necesidad física a todo "animal irracional", como lo mismo al que llamamos 'inteligente', aunque no demuestre esas capacidades que solemos admirar en quienes consiguen el éxito o están en la primera fila de los ¡mejores en la foto de gobernantes; y donde se les ve en un estado de solemne beatitud como para enmarcarlos por la aureola mística que los envuelve (!). Pero no deja de ser sólo una impresión preparada para la imagen pública y conseguir prosélitos en cada propuesta o causa que les depara su ínclita naturaleza que les empuja a la cumbre.