¡Ya no me callo una...
si se han callado todas!
Me siento femenina,
colmada del estío
regalé sentimiento,
de arena y de rocío.
Pero no me callo una,
ni dos, ni tres ni veinte...
Si alguna voz es duelo
la otra será valiente.
Ni un corazón en celo,
ni a cuervo lo consiento,
ni sombras bajo viento,
plumeros de convento.
Paloma fui sumisa
-si tengo sed, lo siento,-
pues si he de ser de un vuelo
me debo a sano aliento.
Ya no me callo una...
si se han callado todas!
si se han callado todas!
mi tiempo va completo.
Me sacudió un verano
¡zumbándome al invierno!
Elisa
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La palabra es el arrullo de Dios cuando causa una impresión inolvidable.
La mejor dádiva, es haber conseguido que nuestros semejantes se sientan felices, siempre que seamos sinceros con lo que opinamos.
A. Elisa. Lattke Valencia, sólo va pasando como un cometa cada cien años...