Decíame...
Si tuviese de mi ansiedad asumida
esas noches de un alma iluminada,
si fuese preciso consagrada
al último arrebol donde me anida...
Un crepúsculo de un sueño dormitando,
esperando las luces de la aurora,
llenando los senderos donde añora
una dulce ave con su voz trinando.
Por el tiempo feliz de los senderos
de un ayer con sus versos me alentaba;
sembrándose palabras ella daba
metáforas de albahacas y romeros.
Me soñabas, dos éramos aldea
con el viento prendido en nuestras alas
llevadas por su magia imaginadas,
protegidos de la diosa Atenea.
Hoy me creo embrujado de la luna...
la sirvo a su locura, obsesionado
por llevarme a su fuente de amargura
hundido en su reflejo apasionado.
En este ahora de tanto que no digo
donde el armonio suena por mi pecho;
me quiero sólo mar, duele mi acecho...
¡Y dime por favor, lo qué persigo!
Elisa en: "Don Anselmo"
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La palabra es el arrullo de Dios cuando causa una impresión inolvidable.
La mejor dádiva, es haber conseguido que nuestros semejantes se sientan felices, siempre que seamos sinceros con lo que opinamos.
A. Elisa. Lattke Valencia, sólo va pasando como un cometa cada cien años...