Esperando mi vida en esta orilla
la mar en su fragor me sobrecoge,
remueve su vaivén y me recoge...
¡Consumida de amor me maravilla!
Se calma su dolor al ver mi quilla
y me siento feliz porque me acoge,
y se olvida el temor porque me escoge
en cimbreo incesante, mi barquilla.
El mar me reconoce si me acerco
abrazando mi eslora, se desborda
bajo un cielo de agónica bahía;
y escribiendo mi nombre pone cerco
a su tiempo que anclara por mi borda,
invitando a sumarme a su alegría.
A. Elisa L. V. en: "Don Anselmo"
abrazando mi eslora, se desborda
bajo un cielo de agónica bahía;
y escribiendo mi nombre pone cerco
a su tiempo que anclara por mi borda,
invitando a sumarme a su alegría.
A. Elisa L. V. en: "Don Anselmo"
No hay comentarios:
Publicar un comentario
La palabra es el arrullo de Dios cuando causa una impresión inolvidable.
La mejor dádiva, es haber conseguido que nuestros semejantes se sientan felices, siempre que seamos sinceros con lo que opinamos.
A. Elisa. Lattke Valencia, sólo va pasando como un cometa cada cien años...