La urgencia de ser lo que eres,
añadiendo algo mejor,
es alargar la propia historia
y darse una rato de lectura interior, reconocible.Como un proyecto más, si eres sincero, te reconocerás iluminado por la experiencia y, a través de la propia existencia donde la conciencia es protagonista, siendo efectivo y duro contigo. Creo que será la propuesta mejor para caminar con la cabeza bien alta. A pesar de errores subsanables. Perfectos no somos porque de lo contrario vamos perfeccionando lo esencial. Porque estando en la carne, hay que tener el suficiente equilibro, para no caer por este mundo y perder hasta las rodillas.
Una cuenta con su fe. Y la vida se asegura el óbolo de alegría o de felicidad, que debe acompañar el resto de ese periodo. Vamos añadiendo unos cuantos amigos. No todos los de la lista y sí todos los que sientes dentro, dándolos por sinceros, fieles y poder permitirnos su buena compañía. Porque piensan y se aplican las mismas reglas para sentirse a gusto, compartiéndolas; sin dudar jamás de esos otros corazones que no pueden latir de igual forma por no ser de su tiempo. Hay que huir de los compromisos que se imponen si traen otros problemas, caminando lentos, temerosos pero seguros en una misma línea, no podemos equivocarnos del ritmo en el latido. No se puede permitir un fallo más de nadie y, mucho menos, darlo.
Yo sé que por mucho conocer los intereses de la existencia, se siente temor ante lo desconocido y reconocido por bueno, más cuando insisten o abusan de la paciencia ajena, desgastando sus razones de darse tal como desea: limpio, puro, natural y sin otras ambiciones, que no sean las que coronen un verdadero sentimiento. ¿Por qué se duda?
Silencioso, eso sí, pero el de los afectos sinceros llenando el espíritu de verdadero amor cómplice del que sí llena el alma y no, del que se compara con lo limitado y vulgar de este mundo sintiendo temor y hasta desprecio.
Si no eres digno de confianza es mejor ser del olvido. Para qué insistir.
La gente, nosotros todos, deberíamos ser coherentes con nuestros actos y se suele pagar con creces las osadías, confianzas, excesos u errores injustamente, Y no todos reaccionamos lo mismo y la ira o la soberbia, dañina, enfermiza y alienante, puede dañar cualquier unión o amistad, porque se hace opresora de las buenas almas si estas profieren juramentos y maldiciones y llevan a despreciar las leyes naturales de cada sino, aunque no siempre sean juzgados de igual forma, las desventajas de sus acciones en los otros dejan huellas. Marcan. Y si son permitidas por su interlocutor sin frenarse a tiempo, se cae en el irrespeto. Fallos recíprocos que llaman a confundir la lógica de las acciones propias y ajenas, compartiendo el mismo daño moral,
Cuando no se busca nada material, son parte de otra realidad. Por lo tanto menos graves y sí censurables por las situaciones que llevan, a extraños comportamientos de los que no hay o existen explicaciones y, aún habiéndolas, no tienen porqué dañar el entramado natural de la vida y lo que realmente une en sentimientos. No son el peligro, somos el peligro, un resultado vivo que siembra inquietud, desavenencias y malos recuerdos, a veces, imperdonables entre dos o tres generaciones. Un resultado que da motivos para un análisis de las dos partes que lo inician.
Ya sabemos que no todos estamos a la altura de quien está mejor formado académicamente, y pudo terminar estudios sin interferencias en un clima social equilibrado. Lo mío fue en lucha continuada ante el azar de los cambios que obligaban a los míos a empezar de continuo para defender su realidad física y moral, mestizaje y diáspora, guerras y racismo. Ya sé que sigo puliendo mis aristas o defectos debajo de mi piel aparente y blanca, pero lo hermoso de todo ello es que no estoy ajena a lo que es bueno y sirve a mi alma, lo seráfico de un pensamiento por convicción de Fe sigue recordándome lo que soy y dónde debo estar. Sé que el sol sigue siendo el mismo en cualquier lugar del planeta pero en el interior del alma tiene otro aspecto la luz. Y sé que desde que se falla y eres rechazado se entra en otra agonía aunque a una no le guste apagar incendios continuamente, sobrevive en cada fuego o en esos diluvios que se ciernen en el alma.Sólo necesito refugiarme en la alegría, defender mi calma, sentir que los silencios hablan y se agitan, sin ignorar sus causas y provocaciones; que mi invierno renace sin olvidos porque no se puede ser de otra manera... Porque de Dios es todo esto que ocurre por el mundo en que se camina aún; y toda noche, puede ser vocerío de estrellas y alegrías. Sólo quiero soñar y mantener llena de amor lo que alimenta mi vida con una semilla especial que me traje en la memoria y donde germina el significado de un pensamiento que comparto.
alattkeva