Mundo mío
¡Estoy aquí, mundo!
En un pasar de mi carne por tu fuego
bañada de entusiasmo.
Porque aún arde la vida
y se serena conmigo.
Me estremece en el descanso
de mis tardes descaradas.
Enternece mis pensamientos de añoranzas,
soñadores de quimeras,
y me elevan
en un surtidor de irresistibles promesas.
¡Con su encantada paciencia por servir,
a su sierva... ¡Mi paciencia!
El tiempo apacienta
este 'ganado del Cosmos',
-¿Inteligente?-
Da alimento espiritual,
para nutrir de amor tanto silencio.
El Pastor está pendiente.
Hay en todo ser que la pretende,
esa fe ciega e indomable
que desconcierta al escéptico;
por ser de una efímera dicha que ilumina la vida
con farolillos de luceros,
como a mis tantas nadas de los egos ciegos
que pululan como polillas con bastón,
destruyendo la materia donde anidan.
Pero el sol sigue allí cada mañana
con la vehemencia deseada,
al abrigo de esas tardes mía.
Confía llegar donde se ama
y lo espero, no atareada entre mis cosas,
mansa, flemática y echando por mis hombros sus celajes,
desplegando un abrazo sonriente
hacia ese horizonte que me aguarda.
Australia Elisa Lattke Valencia
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La palabra es el arrullo de Dios cuando causa una impresión inolvidable.
La mejor dádiva, es haber conseguido que nuestros semejantes se sientan felices, siempre que seamos sinceros con lo que opinamos.
A. Elisa. Lattke Valencia, sólo va pasando como un cometa cada cien años...